Quien fue perdonado, perdona
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto les digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará. Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería.
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Ya que has puesto al Señor por tu refugio,
A él le toca crecer, y a mí menguar.
Pero mi justo vivirá por la fe. Y, si se vuelve atrás, no será de mi agrado.
Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.
¿Pueden dos caminar juntos
El que camina en integridad será salvo, pero el de caminos torcidos caerá en una fosa.
...pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
A veces tenemos una relación servil con Dios, pero en lugar de ser siervos, parecemos amos... pedimos, declaramos, casi mandamos. No somos señores, sino siervos. Aun así, esperamos bendiciones de Dios, paz, prosperidad y salud, entre otras cosas. Ahora, ¿qué espera Dios de nosotros?
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Jesús es conocido como el León de la tribu de Judá. Esa poderosa referencia nos revela la majestad, fuerza y autoridad que él posee. Cuando hablamos de un león, inmediatamente nos viene a la mente un animal bravo, valeroso y dominante. ¡Así es nuestro Señor Jesús!
Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.
Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.
Su amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca!
Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!
Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.
Forjen espadas con los azadones y hagan lanzas con las hoces.
Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en él.